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Este blog se ha elaborado para que puedan encontrar información acerca de los temas que estamos estudiando en cada una de los niveles de la asignatura Lenguaje y Comunicación. Desde aquí vas a poder realizar actividades, disfrutar con juegos educativos y ver imágenes o vídeos que te ayudarán a comprender mejor todo lo que estamos estudiando en la sala de clase, bienvenidas querías alumnas del Colegio Emelina Urrutia.

lunes, 17 de mayo de 2010

Lectura Comprensiva nb2

Hace mucho, mucho tiempo, cuando los niños se vestían de seda y usaban unos grandes sombreros adornados con pompones y cintas, vivía un señor muy sabio llamado Galileo, A él le encantaba mirar el cielo, porque quería saber cómo eran esas cosas brillantes llamadas estrellas, cómo era esa luz que parecía lámpara encendida, llamada Luna, y que sería esa especie de neblina que se arrastraba en la noche, iluminando el cielo como si fuera polvillo de estrellas.

Una tarde, en el año 1609, Galileo, encerrado en su pieza de trabajo, trataba de terminar su gran invento. No se distraia con nada, incluso no salía ni para alimentarse.

-No quiero comer - decía, mientras trabajaba en un extraño instrumento lleno de vidrios y metales.

¿Quién piensa en comer cuando dentro de poco vería el cielo cerca de su nariz?

Las moscas (porque en el año 1609 también existían las moscas) llegaban a saltar ante cada golpe que daba el sabio a su raro instrumento y se escondían asustadas detrás de las cortinas.

-¡Listo¡ ¡He terminado mi telescopio¡ - gritó Galileo, lleno de felicidad.
¡Había inventado nada menos que el telescopio¡

Como era muy tarde, las estrellas habían salido en lo alto de su ventana. Pestañeó un par de veces para aclarar bien la vista, tosió para no ponerse nervioso, y.... puso su ojo derecho en el lente del instrumento.

-¡Oh , no puede ser ¡ -gritó.

¿Qué había visto?

Pues esas múltiples manchitas que, desde la Tierra, se veían en la cara de la Luna, no eran manchitas...

-¡Son montañas y cráteres de volcanes¡ -dijo el sabio , fascinado.
Siguió mirando.

-¡Oh, es que no puedo creerlo¡ -dijo a los pocos minutos.

Lo que se veía como una neblina espesa, no era tal, sino que un conjunto enorme de estrellas, o la Vía Láctea, que todos conocemos.

La felicidad para el sabio fue inmensa y sus estudios sirvieron a otros sabios que trataron de saber más y mas sobre el unverso.
Por eso, cuando en las noche vean la Luna , las estrellas y la gran mancha de la Vía Láctea, acuérdense de un hombre sabio que, hace tanto tiempo, dio un gran salto de felicidad, pues pudo, gracias a su invento , explicar algunos de los misterios del cielo.

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